Mujer, hoy te quiero contar algo sobre un poder que hay en ti, y que tal vez no conoces, valoras o usas.
Como hombre, te he observado intensamente y sé que no es por casualidad que te llaman ‘El ángel del hogar’. Por tu naturaleza sentimental te he visto cuidar las necesidades de los demás, o velar el sueño de quien amas; te he visto moverte veloz y silenciosa en la noche arreglando el desorden de la casa, así como he presenciado una magia que acontece cada día cuando al amanecer todo es perfecto, a tiempo, incluyendo camisas planchadas ya en el closet… Y te he visto cuidar los detalles para que tus amados y huéspedes se sientan cómodos, así como te he visto amar, amar intensamente a tus hijos… a veces demasiado; y he observado cuando das la mejor comida a los demás, o cuando eres la última en comer, o aún cuando te he escuchado decir que no tienes hambre… porque había poca comida en casa.
¿Qué decirte? Todo eso es tu naturaleza. Solo apréciala. Pero aquí viene la mejor parte…
Mujer, la femineidad es tu tesoro, poder y fuerza; cuídala mucho y consérvala. No luches por ser como los hombres, no lo eres. Cuando entregas tu corazón por una causa justa y que sientes tuya, puedes hacer cosas que un hombre nunca podría, ni se imaginaría poder hacer.
El Gran Sabio dice que por tu naturaleza sentimental magnificas y sientes intensamente cada emoción. Tal como eres única para poder ser mamá, tus emociones –dominadas por compasión, amor, afecto y atracción— integran tu manera de ser y existir. A veces, cuando esas poderosas emociones desbordan tu limitado cuerpo, llenas el mundo con tu vibración, y tal como un huracán, presenciar esa explosión es un espectáculo hermoso o asustador. Cuando necesitas defender a tus hijos, cuando tu hogar está en peligro, cuando debes luchar en contra de algo injusto o cuando quieres defender a aquellos que te han sabido conquistar, con inigualable intensidad puedes transmitir ira, odio o repulsión a quienes te ofenden o que se atreven a cruzarse en tu camino para hacerte daño.
Además, mujer –y también esto lo cuenta el Gran Sabio—, porque amas sentirte deslumbrante, tu naturaleza te hace más vanidosa que el hombre. Tienes razón. ¿Será por eso que desde niña escogiste el espejo como un fiel e íntimo amigo que nunca dejas? Siéntete bella y hermosa porque la belleza es tu esencia y la femineidad tu fuerza. Por el mismo motivo, no puedes evitar esconder unos añitos traviesos que quieren decirte que envejeces, cosa que tú SABES que no es verdad… ¡Ah! casi se me olvida, ya aprendí que ni siquiera en broma puedo decirte ‘vieja’.
El universo está lleno de polaridades, y así esa misma intensidad y naturaleza sentimental, pueden llevarte a sufrimiento, desarmonía y estragos. Porque sé que quieres enfocarte en conquistar lo que deseas, ser positiva y feliz, ¿Tal vez quisieras aprender lo que aconseja el Gran Sabio para evitar los efectos negativos de tu fuerza?
Él dice que para evitar que se expresen en un grado extremo, no te regales a tus emociones y aprende a controlarlas. Además, y aún más importante, te dice que debes entender quién eres, entender que tus emociones son solo hijas de tu mente, y que tú no eres tu mente, sino un Ser Infinito. Si entiendes, y si sabes transformar la intensidad de tus sentimientos en hábitos constructivos, obtendrás hazañas extraordinarias e inimaginables para un hombre, que además te permitirán impedir cualquier tipo de control o dominio sobre ti.
Mujer, no me imites, no vale la pena, ni lo merezco. Tú tienes algo hermoso que yo no puedo entender ni sentir, y lo que hace quien eres ahora: un ser especial y único. ¿Cómo un hombre podría imitar esa pasión, la femineidad y el amor que tú tienes, y que él nunca tendrá o podrá tener? Pero, la pregunta más importante es, ¿Cómo podría la humanidad aprovechar tu poder y fuerza?
Mujer, esa misma humanidad te necesita, así como necesita beneficiarse de tus dones. Usa esos dones para cambiar el mundo y lucha, SIEMPRE lucha, para ser una mujer libre, independiente y feliz.
El Gran Sabio dice que mujeres y hombres, iguales espiritualmente, pero con cuerpos y mentes diferentes, debemos aprender a entendernos, amarnos, admirarnos y a juntar nuestras mentes y seres. La naturaleza del hombre es ser más racional mientras que la mujer es ser más sentimental. El Gran Sabio no habla de superior o inferior, de negativo o positivo; Él habla solo de polos opuestos, mejor dicho, algo como el frío y el calor, el invierno y el verano, el Yin y el Yang.
Mujer, durante el invierno de mi vida necesitaré de tu acogedor calor, así como en el verano tú necesitarás de mi fresca brisa. Tú y yo nos necesitamos. Solamente juntos, y usando correcta y justamente nuestros poderes, vamos a convertir este planeta un armonioso jardín de paz y felicidad. Como idénticas partes de una semilla, solamente juntos podremos hacer renacer esta humanidad paralizada que ahora sufre.
¿Qué más dice el Gran Sabio? Que como mujer naciste ya predispuesta a amar, y si sabes transformar ese amor humano en Amor Divino, podrás volver realidad tus sueños o tu Misión. Además, si canalizas tu naturaleza sentimental, cariño, compasión y amor hacia el Ser Supremo, expandirás tu mente y acelerarás enormemente tu Camino hacia la Felicidad Suprema.
¿Qué decirte mejor que eso?
Hoy decidí no hablarte de las injusticias que todavía debes aguantar y sufrir, y de lo que El Gran Sabio dice sobre eso. Tal vez te hablaré luego de cómo mejorar la condición de la mujer en el mundo. Tengo un plan…
Hoy solo te quise hablar un poco de tu poder y de cómo ampliarlo siempre más.
Madre, esposa, hija, hermana, amiga, compañera, chica, ¡qué tengas un hermoso día!
Soy Dada Japamantra, un viejo monje que quiere lo mejor para ti. Si este audio te ha gustado, tocado o emocionado, te pido compartirlo con todas las mujeres que conoces para que aprendan siempre más a amarse y valorarse. También, sería bueno compartirlo con todos los hombres que quisieras te valoren y te entiendan mejor.
Acerca del autor: Dada Japamantra
Motivador, profesor de meditación, líder humanitario, mentor y consejero espiritual. Centro mis actividades y existencia en el lema “Auto-realización y Servicio a la Humanidad.” Como monje y misionero, me dedico solamente a la misión de ayudar a las personas a desarrollar su Infinito potencial interior y a contribuir al bienestar universal.
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